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Aunque muchos aseveran que el origen del Tarot se remonta a los egipcios o incluso otras civilizaciones sin base histórica; otorgándole características de sistema críptico, fórmula alquímica o portal a dimensiones oscura. El Tarot, simplemente es, un mazo de cartas desarrolladas en Italia en el siglo XV.  En un principio fue utilizado con fines lúdicos, pero con el pasar de los años y con las absorciones culturales y las interpretaciones que le acompañan, fue adquiriendo matices adivinatorios debido a su iconografía arquetípica.  El mazo de Tarot consta de 78 cartas: 22 arcanos mayores o triunfos y 56 arcanos menores o (palos).

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Fue el médico psiquiatra y psicólogo, Carl Gustav Jung, a mediados del siglo pasado, quien observo en los Arcanos Mayores del Tarot una evolución de los arquetipos presentados, en donde el arcano 0 (El Loco) aparenta ser un niño que, a través de los siguientes 21 arcanos, experimenta una evolución, pasando por todos los estados de consciencia hasta llegar a la plenitud en el arcano XIX (El Mundo).

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En la actualidad el Tarot se utiliza como una herramienta transpersonal que permite diferentes maneras de interpretación, que van desde la racional arquetípica, hasta la intuitiva-espiritual.